Los salvajes de Luisiana
No hay democracia si la mayoría no respeta la ley. Ni hay realmente Parlamento si la mayoría acalla la voz de la oposición, si reduce la posibilidad de enmendar los proyectos o las proposiciones, si, en suma, utilizando sus votos hace lo que quiere y como quiere. Soberanía nacional e imperio de la ley van unidas tan íntimamente que no cabe la una sin la otra