A la preocupación por la situación sanitaria y por las repercusiones económicas de esta pandemia se añade ahora la inquietud por la constitucionalidad de la declaración del estado de alarma.
El coronavirus ha limpiado la agenda del debate público. Muchos de los problemas que hace un mes ocupaban nuestras conversaciones han desaparecido como por ensalmo. Se abre una nueva época