El tipo de palabras, de expresiones y formas que utilizamos para comunicarnos pone al descubierto, a veces inconscientemente, nuestros más profundos anhelos y temores, esperanzas y desilusiones, antipatías y simpatías. Por mucho que controlemos nuestras emociones, al final nuestro lenguaje termina por sacar a la luz todo lo que llevamos dentro. Por eso, una forma de conocer a una persona es observar cómo habla: in lingua, veritas; esto es, el lenguaje no miente.